
¿SL o autónomo? La mejor opción para pagar menos impuestos
Acabas de concluir las cuentas del año 2016. Ya conoces todos los ingresos que obtuviste durante ese período y también sabes cuánto dinero se destina a Hacienda. Una de las interrogantes que podría surgir es: «¿qué puedo hacer para reducir mis pagos fiscales?» Tal vez sea el momento de reconsiderar la forma jurídica de tu empresa: ¿es más conveniente ser autónomo o establecer una sociedad limitada?
Consideraciones Iniciales
La respuesta no es sencilla. Aunque a primera vista la sociedad limitada (SL) parece ofrecer más beneficios fiscales, también implica mayores gastos. Por otro lado, la administración de la contabilidad como autónomo es relativamente simple, sin embargo, el manejo del sistema tributario puede resultar complicado. A continuación, vamos a explorar en profundidad la fiscalidad de ambas figuras jurídicas para que puedas determinar cuál se adapta mejor a tu negocio.
Diferencias en la Tributación
La principal diferencia radica en que el autónomo tributa a través del IRPF, mientras que la SL lo hace mediante el impuesto de sociedades. En la actualidad, el tipo general de este impuesto sigue siendo del 25% sobre la base imponible, aplicándose un tipo reducido del 15% durante los dos primeros años a las nuevas sociedades. En contraposición, el impuesto sobre la renta (IRPF) es progresivo y varía en función del nivel de ingresos. A continuación, se presenta la tabla de tipos aplicables:
Base imponible | Tipo aplicable |
---|---|
Hasta 12.450 euros | 19% |
Entre 12.450 y 20.200 euros | 24% |
Entre 20.200 y 35.200 euros | 30% |
Entre 35.200 y 60.000 euros | 37% |
Más de 60.000 euros | 45% |
Como puedes notar, cuanto más altos sean tus ingresos, menos favorable resulta ser autónomo. No obstante, esto no implica que a partir de los 20.200 euros, donde el tipo del IRPF comienza a superar el del impuesto de sociedades, sea recomendable crear una SL. Debes tener en consideración otros costos significativos que no pueden pasarse por alto.
Costos y Cuotas
Por empezar, la cuota a la Seguridad Social es considerablemente más elevada en uno de los casos que en el otro. Según datos del 2016, los trabajadores autónomos debían pagar, como mínimo, 267,03 euros al mes, mientras que los autónomos societarios enfrentaban cuotas de 319,15 euros. Aún se espera la confirmación sobre el porcentaje de aumento que tendrán las cuotas en 2017; sin embargo, es probable que la cuota de autónomos se congele, mientras que se anticipa un incremento del 8% para los autónomos societarios.
Adicionalmente, la diferencia observada el año pasado fue del 20%, lo que se traduce en 625 euros más anualmente para una SL. Esto sin tener en cuenta bonificaciones potenciales, como la tarifa plana, que incrementarían aún más esa diferencia.
Establecer una sociedad implica también aportar un capital social de 3.000 euros. Es cierto que, una vez depositado en la entidad bancaria, puedes utilizar ese dinero para los gastos de la empresa. En cambio, para ser autónomo no se necesita realizar ninguna inversión inicial.
Costo de Gestión
Otro aspecto que debes evaluar es el costo de gestión. Fundar una SL es más complejo que registrarse como trabajador autónomo. Además, la contabilidad resulta más complicada, lo que aumenta el gasto en asesoría.
A partir de qué nivel de ingresos conviene más la sociedad
Si tus beneficios superan los 40.000 euros, es hora de considerar la creación de una SL. Sin embargo, antes de dar ese paso, es crucial que evalúes tu situación particular. Más allá del rendimiento económico, que puedes verificar en la casilla 620 de tu declaración anual, debes tener presente otros factores, como la posibilidad de acceder a algunas bonificaciones.
Normalmente, la mejor estrategia es comenzar como trabajador autónomo y posteriormente, si procede, constituir una sociedad. En cualquier caso, te sugerimos consultar tu situación con un asesor personal que te ayude a identificar la opción más beneficiosa en el contexto de la Actualidad empresarial.